Muchas veces se confunde el Disaster Recovery Plan (DRP) con tener simplemente Alta Disponibilidad (High Availability), pero la verdad es que un DRP va mucho más allá de contar con servicios redundados.
En un país como Chile, donde estamos acostumbrados a convivir con terremotos, incendios forestales, inundaciones, conflictos sociales como el estallido de 2019, y en los últimos años una creciente ola de ciberataques, contar con un DRP no es una opción, es una señal de madurez y responsabilidad empresarial.
Si bien en estas publicaciones pondremos foco en cómo diseñar un DRP orientado a una rápida recuperación desde la infraestructura TI, nunca debemos olvidar que la tecnología es solo un medio: el DRP debe estar siempre al servicio del negocio.
Un buen plan de recuperación no solo te permite levantarte rápido tras una crisis, sino también reducir pérdidas, proteger tu reputación y seguir operando incluso en medio del caos.

1. Análisis de Impacto al Negocio (BIA – Business Impact Analysis)
Objetivo: Identificar los procesos críticos del negocio, los sistemas asociados y el impacto de su interrupción.
Recomendación: Hazlo en colaboración con todas las áreas. Este análisis debe incluir tiempos de recuperación esperados (RTO y RPO) y pérdidas económicas proyectadas.
2. Evaluación de Riesgos (Risk Assessment)
Objetivo: Identificar las amenazas más probables (fallas eléctricas, ciberataques, terremotos, incendios, errores humanos, etc.) y evaluar la vulnerabilidad de la infraestructura.
Recomendación: Clasifica riesgos por probabilidad e impacto. Evalúa especialmente las amenazas tecnológicas si tu operación depende mucho de TI.
3. Definición de Estrategias de Recuperación
Objetivo: Establecer cómo se recuperarán los sistemas críticos (por ejemplo: backups, sitios alternativos, redundancia en la nube, etc.).
Recomendación: Aplica soluciones híbridas (on-premise y cloud) si es posible. Define responsabilidades claras y prioriza servicios esenciales.
4. Diseño del Plan de Recuperación
Objetivo: Documentar paso a paso cómo actuar en caso de desastre.
Incluye:
- Contactos clave.
- Procedimientos técnicos.
- Roles y responsabilidades.
- Secuencia de recuperación de sistemas.
Recomendación: Mantén el plan actualizado y accesible fuera del entorno habitual (nube, papel, etc.).
5. Pruebas y Simulacros
Objetivo: Validar que el plan funcione.
Recomendación: Realiza pruebas al menos 1 vez al año o tras cambios importantes en la infraestructura. Simulacros realistas ayudan a mejorar la reacción del equipo.
6. Formación y Concienciación
Objetivo: Asegurar que todos los implicados conozcan su papel durante un desastre.
Recomendación: Incluir al personal técnico y a líderes de negocio. Refresca el conocimiento periódicamente.
7. Revisión y Mejora Continua
Objetivo: Mantener el plan actualizado con los cambios tecnológicos y organizativos.
Recomendación: Cada actualización de sistemas, adquisiciones o cambios en procesos deben reflejarse en el DRP. Documenta cada incidente real y aprende de él.
Opinión final:
No basta con tener un DRP “en el papel”. La clave está en su ejecución efectiva y frecuente validación. En empresas donde las redes, infraestructura y servicios gestionados son parte del core, el DRP debe ser ágil, automatizado cuando sea posible y bien alineado con la ciberseguridad (Zero Trust incluido).
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